sábado, 9 de junio de 2012

Solíamos dibujar canciones

La vieja gloria de los árboles iluminados por la pesadez de sol veraniego transformaba aquel parque en lo más parecido a un otoño encerrado en el verano más prometedor de sus vidas. La hierba fresca irradiaba vitalidad y sus sonrisas, a la par que desencantadas, jugaban con sus esencias cual palomas en la quinta.
Mansiones, autopistas, aviones que se van como balas en fiestas de final de curso, tú, yo, hasta subir arriba. Era cada día así. Todos los veranos. Nos poníamos a reventar de nosotros mismos. Aprendimos que cada día puede ser un gran día, pero que hay vidas más grandes todavía, las nuestras.

Querer quererte.

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